“ Yoshimi. ¡Yoshimi, ya es hora de despertarse! Vamos a llegar tarde a clase... “
La chica abrió lentamente sus ojos al notar una voz cerca de su oído, la suave brisa de la mañana entrando por una ventana recién abierta, y las caricias de Yoji en su brazo...
¿Qué mejor modo de despertar que ese?
Se estiró, ya sentada en la cama, y pudo comprobar que estaba desnuda. Entonces recordó lo que había sucedido esa noche. Sus padres estaban de viaje, necesitaban “un tiempo en pareja”, y Yoshimi aprovechó para tomarse también su “tiempo en pareja”. En principio, solo iban a ver una peli y a dormir juntos pero, como de costumbre, Yoji no pudo aguantar a hacer algo más.
A ella no le importaba, sabía que eso le hacía feliz y ella quería verle sonriendo. Además, aquella noche había sido mucho más suave que otras.
Se levantó a toda prisa y corrió hacia el baño, ya que Yoji le metía prisa. Faltaba solo media hora para entrar en clase y el chico sabía cuanto tardaba en arreglarse su novia. Sorprendentemente, lo hizo solo en unos 20 minutos.
Entonces, se cogieron de la mano y fueron juntos hasta el instituto Shiroiwa.
Ya en el instituto, los caminos de Yoji y Yoshimi se separaron. Ella fue con sus dos mejores amigas, si es que se podían llamar amigas, y él, con Hatagami y Niida. Al despedirse se dieron un suave beso en los labios, por lo que Mitsuko Souma rodó los ojos. No le gustaba Yoji, no le gustaba nada de nada...
Cuando las tres chicas bajaron al patio en el descanso, Yoji se sentó en su pupitre y observó por la ventana. Podía distinguir a Souma, hablando con un chico que, claramente, no era del instituto, ya que tendría unos 20 años, o incluso más.
“Zorra...” pensó Yoji. La antipatía de Mitsuko hacia el chico era recíproca. Yoji nunca perdonaría que su novia hubiese perdido la virginidad por culpa de aquella puta. En su mente seguía insultando e insultando a la morena, a pesar de que Hatagami y Niida seguían hablando, para él era como si estuviese solo. Entonces, en mitad de su conversació, Yoji Kuramoto pudo oir “Yoshimi”.
“¿¡Qué estais diciendo de mi novia!?” giró la cara hacia ellos, mirandoles con el ceño fruncido, como si en cualquier momento fuese a lanzarse sobre sus cuellos.
“¿Hm?” Niida levantó una ceja, por su parte, Hatagami soltó una carcajada y salió de la clase, ya que tenía “cosas más importantes que hacer”. “Solo he dicho que tú novia debe defenderse muy bien en la cama, ¿no?” La horrible sonrisa dentuda de Niida apareció en su cara.
Yoji se sonrojó. ¿Por qué Niida siempre pensaba en lo mismo? Maldito pervertido...
Realmente, Yoshimi en ocasiones parecía una experta en la cama. Él quería creer que era solo por el hecho de juntarse con Mitsuko Souma, cuya reputación en esos temas era bastante buena, pero en ocasiones, no podía evitar pensar que su querida Yoshimi le engañaba...
¿Quién le decía que no? Incluso sus amigos le hacían creer que su novia era una puta, ya que siempre sacaban el tema de la cama...
Kuramoto estaba empezando a hartarse.
“Sí, lo hace.” respondió.
“¿Y no crees que no eres suficiente para ella?”
Otro pensamiento que le atormentaba. Yoshimi era preciosa, una de las chicas más bonitas de la clase, por supuesto. Él tenía... problemas en la cama. Además, sentía que en cualquier momento, ella podría abandonarle e irse con otro más guapo y que la satisficiera más.
“Podemos hacer una cosa, Yoji, muchacho. No me gusta verte tan triste.” a pesar de que intentaba ser bueno con sus palabras, su sonrisa denotaba que se divertía con la situación. “¿Qué tal si le damos una experiencia que jamás olvide?”
“...” de nuevo, frunció el ceño. Esas palabras no le sonaban demasiado bien. “¿Y que propones que hagamos?”
Y con una sonrisa, lo último que Niida pronunció fue: “Esta tarde lo veras, Yoji.”
Tras las clases, Yoshimi y su novio habían vuelto a quedar en casa de ella. La chica estaba en su habitación, mirandose en un espejo para poder maquillarse mejor. ¡Quería estar perfecta!
Miró el reloj; eran las 20:14. Solo un minuto para que su chico llegara. Cogió su pintalabios y, nada más pintarse, bajó corriendo a la entrada, alisandose el vestido con la mano al llegar alli.
Y, cuando llamaron a la puerta, abrió.
“¡Hola cari... ño... !”
Yoshimi se mordió el labio inferior. Yoji iba acompañado. No sería un problema si ese “compañero” no fuera Kazushi Niida, el chico más odiado por la mayoría de chicas en su clase.
“Es un cerdo.” pensaba Yoshimi cada vez que le veía en clase, con Hatagami y riendose de las chicas. Siempre tenía una risa estúpida y horrible. Definitivamente, no le gustaba nada.
Agarró a su novio de la mano y le llevó a la cocina.
“¿¡Q-Qué hace él aquí...!?”
“Solo quería estar con nosotros, Yoshimi. No te preocupes, él es mi amigo.” le agarró de la mano “¿Confías en mi?”
La chica se quedó mirando el rostro de Yoji cuando este le cogió la mano. Al instante se sonrojó; su novio le parecía guapisimo, el chico más guapo que jamás había visto. ¿Cómo no confiar en él?
Asintió y le abrazó.
“Que adorable.”
Acompañando con una risa, Niida se apoyó en el marco de la puerta, mirando la escena, claramente con sorna. Hizo un gesto al chico para que se acercara y, cuando este lo hizo, Kazushi pronunció en voz baja: “Dejanos solos un momento, luego te contaré que vamos a hacer.”
Aunque le pareció una petición extraña, el chico salió de la cocina, dejandolos a los dos solos, y el otro cerró la puerta a sus espaldas, acercandose a Yoshimi, que le dirigía una mirada de desaprobación.
Entonces, Niida la puso contra la pared y le agarró con fuerza de los brazos.
“¿¡Q-Que haces!? ¡Suéltame!” eso le pilló totalmente desprevenida, por lo que se quedó blanca, sin saber que hacer.
“¡Estate quieta, joder!” gritó él cuando Yoshimi comenzó a moverse nerviosamente para que le soltase. Soltó uno de sus brazos y le propinó una bofetada, con lo que esta se quedó quieta, y de sus ojos comenzaron a salir lágrimas. Niida procedió a taparle la boca, Yoji aún no debía aparecer, no aún...
Mientras, fuera de ahí, Yoji estaba sentado en las escaleras, esperando el momento en que su amigo le dijese que podía pasar. Creía haber oído un grito, pero no estaba seguro, y sabía que su amigo jamás le haría (mucho) daño a su novia. Escuchó un “¡Pasa dentro!” de Niida, y se dispuso a entrar.
Lo que allí vió le hizo ponerse furioso, muy muy furioso. Yoshimi estaba tirada en el suelo, desnuda e incluso ensangrentada. De su boca y nariz salía sangre, lo que significaba que Niida había llegado incluso a tocarla.
“¡NIIDA, HIJO DE PUTA!” le agarró de las solapas de la camisa, mientras, él se colocaba los pantalones. “¿¡Cómo pretendías ayudarme con esto!?”
“Eh, eh, tranquilo, tigre...” apartó al enfadado muchacho y señaló a la chica, que cerraba lentamente los parpados, como si quisiese dormir, y tosía bastante sangre. “Solo la he castigado. No está bien ser una maldita zorra, ¿no crees?” sonrió cruelmente. “Ahora...” se agachó cogiendo a Yoshimi por los brazos. “Ahora puedes hacerlo tú. ¿No te pone ver a tu novia desnuda? ¡Vamos, Yoji, demuestra que eres un hombre!”
Cuando su novio se acercó a ella, Yoshimi abrió los ojos e intentó abrazarle, aún teniendo a Niida agarrandole. Acarició con suavidad su pelo, y le susurró al oído: “Yoji... ¿esto te hace feliz?”
Él no respondió, solamente la miró, entristecido.
“Lo siento, Yoshimi.”
“No te disculpes.” sonrió con ternura. “Si esto te hace feliz, entonces, adelante. Ignoraré a Niida, será como si solo estuvieramos tú y yo."
Parecía que esa experiencia traumatica se repetía. Sin embargo, era diferente.
Porque ahora, Yoji estaba con ella.